Este viernes inició de manera formal la temporada de ciclones tropicales en el océano Atlántico 2018 y concluirá el 30 de noviembre, periodo en el que se esperan 14 fenómenos, informó la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Detalló que de acuerdo con los pronósticos, se esperan siete tormentas tropicales, cuatro huracanes categoría 1 a 2 en la escala Saffir-Simpson y tres huracanes categoría 3 o superiores.
Sin embargo, apuntó, la temporada la inauguró de manera anticipada la tormenta tropical Alberto, que se formó el 25 de mayo pasado frente a las costas de Quintana Roo.
De acuerdo con el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), un ciclón tropical es un remolino gigantesco que cubre cientos de miles de kilómetros cuadrados y tiene lugar, primordialmente, sobre los océanos tropicales.
Cuando las condiciones oceánicas y atmosféricas propician que se genere un ciclón tropical, su evolución y desarrollo puede llegar a convertirlo en huracán.
La evolución de un ciclón tropical se desarrolla en cuatro etapas: perturbación tropical, es decir, una zona de inestabilidad atmosférica asociada a la existencia de un área de baja presión, que propicia vientos convergentes.
La segunda es una depresión tropical, donde los vientos aumentan en la superficie, producto de la existencia de una zona de baja presión y los cuales alcanzan una velocidad sostenida menor o igual a 62 kilómetros por hora.
En una tercera etapa de la evolución de un ciclón tropical se desarrolla la tormenta tropical, donde los vientos alcanzan velocidades sostenidas entre los 63 y 118 kilómetros por hora y las nubes se distribuyen en forma de espiral.
Cuando el ciclón alcanza esa intensidad se le asigna un nombre preestablecido por la Organización Meteorológica Mundial (WMO, por sus siglas en inglés).
Los huracanes, ciclones o tifones se forman cuando la velocidad de sus vientos máximos sostenidos alcanza o superan los 119 kilómetros por hora y se clasifican mediante la escala Saffir-Simpson.
Esos fenómenos climáticos pueden cambiar rápidamente de forma, tamaño, intensidad, velocidad de traslación y dirección de desplazamiento.
Además, su área nubosa por lo regular cubre una extensión entre los 500 y 900 kilómetros de diámetro, lo que produce lluvias intensas, aunque el ojo del huracán alcanza por lo regular un diámetro que varía entre 24 y 40 kilómetros, y puede llegar a medir hasta los 100 kilómetros.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) es el organismo encargado de elaborar los nombres de esos fenómenos climáticos para facilitar a la difusión de advertencias, medidas de prevención y peligros para la población.
Los meteorólogos la OMM atribuyen un nombre a cada fenómeno climático de este tipo para evitar confusiones y de acuerdo con la región afectada proponen una lista que incluye de los géneros femenino y masculino alternados, aunque también pueden ser de animales o flores, dependiendo de la región del mundo donde ocurran.
Los nombres que tendrán los huracanes para el Atlántico Norte son ”Alberto”, ”Beryl”, ”Chris”, ”Debby”, ”Ernesto”, ”Florence”, ”Gordon”, ”Helene”, ”Isaac”, ”Joyce”, ”Kirk”, ”Leslie”, ”Michael”, ”Nadine”, ”Oscar”, ”Patty”, ”Rafael”, ”Sara”, ”Tony”, ”Valerie” y ‘William”.
Fuente: https://www.informador.mx