MRS / Revista Punto de Vista / 23 de Octubre 2024
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Urbana (ENSU) del tercer trimestre de 2024, el 68.5% de los habitantes de San Luis Potosí consideran que viven en un municipio inseguro. Este porcentaje no es solo una cifra, sino una clara manifestación de la creciente preocupación entre los potosinos por su seguridad. Mientras tanto, las declaraciones del alcalde Enrique Galindo, quien insiste en minimizar la gravedad de la situación, parecen desconectadas de la realidad que enfrenta día a día la ciudadanía.
La negación de los problemas es, tristemente, una táctica común que utiliza el alcalde capitalino cuando el escenario se vuelve incómodo. Galindo Ceballos ha culpado a supuestas “campañas negras” por la percepción negativa sobre su gestión, como si la realidad de la violencia y la delincuencia fuera una cuestión de imagen y no de hechos. Esto no solo es un error de juicio, sino una falta de respeto hacia los habitantes que, con razón, temen por su seguridad y la de sus familias.
Uno de los aspectos más críticos de la gestión de Galindo ha sido su apoyo a la cuestionable dirección de Seguridad Pública encabezada por Juan Antonio Villa. Bajo su mando, la policía parece enfocada más en realizar operativos de recaudación, como la caza de automovilistas en estado de ebriedad, que en atacar de manera efectiva los problemas estructurales de la delincuencia. Si bien es cierto que la conducción bajo los efectos del alcohol es un riesgo que debe ser abordado, esta estrategia parece más bien diseñada para llenar las arcas municipales que para garantizar la seguridad de los ciudadanos.
La percepción de inseguridad no se genera en el vacío. Es el resultado de experiencias cotidianas: robos, asaltos, violencia en las calles. Los potosinos no necesitan encuestas para saber lo que viven, y la falta de acciones concretas para contrarrestar esta ola delictiva solo alimenta el descontento. Ante este panorama, la credibilidad del alcalde Galindo se erosiona con cada declaración evasiva y cada estrategia mal enfocada.
Es urgente que el alcalde Enrique Galindo Ceballos y su equipo dejen de lado las excusas y reconozcan la magnitud del problema. Solo a través de un plan integral, que incluya una verdadera reforma en las estrategias de seguridad, se podrá comenzar a restaurar la confianza de los ciudadanos. Continuar ignorando la realidad no solo es irresponsable, sino peligroso. El pueblo potosino merece una administración que esté a la altura de los desafíos, no una que cierre los ojos ante la creciente inseguridad que les arrebata la tranquilidad.
