La cada vez más alarmante ventaja de Andrés Manuel López Obrador en relación a las preferencias entre Anaya y Meade, quienes hasta hoy se desgarran por un lejano segundo lugar, puede sufrir modificaciones iniciada la elección constitucional, cuando los indecisos definan por quién ir.
Todavía hay tiempo de convencerlos y que su voto juegue un papel importante.
Sin embargo, pareciera que Pepe Toño y Ricardo quieren dejar a AMLO como puntero, con el más reciente aventadero de acusaciones, llevando la intercampaña a la judicialización; denuncias sin fundamentos contundentes, entes gubernamentales involucrados como la Auditoría Superior de la Federación o la PGR, quienes amalgamaron una mezcla pastosa que enrareció antes de lo esperado el panorama político que se vislumbra más turbio, tanto, que se siente una polarización aguda de la sociedad, siendo éste un riesgo que los actores partidistas deberían tener en cuenta, porque a nadie le conviene heredar un país en llamas y dividido entre dos sectores, los buenos y los malos. Me permito traer al escrito la loca idea de que los derrotados en el impasse, se sumen a un esfuerzo conjunto; sería válido que el tercer lugar se sume al segundo, para de esta forma volverse competitivos ante un AMLO que se menciona siempre en primer lugar, situación que al electorado ya no le causa extrañeza.
Y es que en realidad no me imagino a los PRIANISTAS viviendo juntos en el zócalo de la Ciudad de México, o bien, formando gabinetes legítimos alternos o integrando gobiernos de coalición ante una derrota anunciada. Aunque para conocer la verdad solo basta esperar los primeros días de julio.
Mientras llega la fecha, los adversarios de López Obrador, hacen circular la hipótesis que en ocasiones parece acertada, de que el peor enemigo de AMLO es el mismo AMLO, por sus dichos, por sus actitudes, por su supuesta soberbia, pero sobre todo por sus decisiones, como llamar a personajes cuestionables que si bien han aprovechado la flexibilidad de leyes y la ineficiencia de los fiscales para tumbar las acusaciones en contra, ante la sociedad ya están declarados culpables y eso los convierte en un lastre para el submarino ruso morenista que navega para torpedear el sistema político que ha predominado en este país.
Quisiéramos mantenernos en la creencia de que Andrés Manuel realmente manda en ese submarino, ya que por lo visto ha ignorado o no se ha dado cuenta que en Tamaulipas le están haciendo truco, infiltrando personajes que ayer no solo eran priístas, sino que en la actualidad tiene observaciones de la Auditoría Superior, caso específico de Carlos Canturosas, ex alcalde de Nuevo Laredo o el mismo Ramó Garza Barrios, también ex presidente municipal de ese gran municipio tamaulipeco, así otros casos como sucede en el sur con aspirantes camaleónicos.
Con estos “infiltrados” listos para el cruce del voto, a veces creo que López Obrador es el engrane perfecto para que siga funcionando esta vigente maquinaria política.
Fuente: sdpnoticias.com