‘El Machete’: La polémica resurrección de la revista comunista en México


Es una confusión. “Lo que presentaron en la feria fue otra revista, no tiene nada que ver”, dice Ángel Chávez por teléfono con un dejo de indignación.

Le llaman a propósito de un artículo del diario español ‘El País‘, que tituló “La revista comunista ‘El Machete’ revive para los 100 años de la Revolución rusa”. Él es el director en México de una publicación homónima y, al rompe, rebate la afirmación: “No está ‘reviviendo’, nosotros ya teníamos ocho números en circulación antes de que hicieran esa edición conmemorativa”.

Pero todo tiene una explicación. A mediados de octubre, en la Feria del Libro del Zócalo se presentó una revista llamada ‘El Machete’, una coedición realizada entre el Fondo de Cultura Económica (FCE), la secretaría de Cultura de Ciudad de México, La Jaula Abierta y el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH).

El nombre de la revista, utilizado por primera vez en 1924 para bautizar una publicación editada por artistas como Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, es el mismo de la que dirige Chávez actualmente: “Podemos decir que hay tres ‘Machetes’: el histórico, que sería el periódico los años 20; la revista de los años 80, hecha por el grupo que lleva la reedición del FCE; y ‘El Machete’ que nosotros sacamos hoy, que es el órgano divulgativo del Partido Comunista de México (PCM)”. Una confusión, sin duda, filosa.

Lenin con cuernos

¿Y qué sentido tiene la discusión? Pues que coincide con una fecha auspiciosa: el centenario de la Revolución de Octubre y, al menos en México, hay un polvorín entre quienes reivindican su vigencia y los que, de plano, la califican de nostalgia trasnochada.

La portada de la revista ‘El Machete’, que se vende en las impolutas sedes del FCE por 190 pesos, no deja demasiadas dudas de su contenido. En la portada, un Lenin blanquinegro con cuernos y una mosca posada sobre la frente advierte que no tratarán con benevolencia un hecho que escindió el siglo XX y estampa su impronta hasta hoy.

En esa publicación, el presidente de Rusia, Vladimir Putin, es equiparado con el mandatario norteamericano Donald Trump y calificado como un “animal político” que “transpira un ominoso y engañoso proyecto mesiánico“; el Jefe de Estado venezolano, Nicolás Maduro, es acusado de dar “golpes” a la democracia; y la muerte de Fidel Castro es valorada apenas como “un capítulo más” de la “sostenida y costosa decadencia” de Cuba. ¿Qué se dice allí del comunismo? Se le tacha de “marchito culto” con hedor a “nostalgia por obsesiones obreristas”. Ni más ni menos.

Retornos y desengaños

Lo lógico es empezar por el principio. En 1924 salió la primera edición de ‘El Machete’, como un periódico del Sindicato de Obreros Técnicos, Pintores, Escultores y Grabadores Revolucionarios de México. En 1925 se convirtió en el órgano del Partido Comunista de México (PCM) y permaneció así hasta 1938.

En los años 80, el antropólogo e intelectual Roger Bartra asumió las riendas de la publicación que desapareció después de un año y medio porque, a juicio del secretario de Cultura de Ciudad de México, Eduardo Vázquez Martín, su “desenfado crítico molestaba a los neoestalinistas” y a otros integrantes del partido “no menos proclives a la solemnidad y a la intolerancia”.

Chávez tiene una opinión muy distinta sobre el por qué de la rápida desaparición de ‘El Machete’ en esa época: “ellos (Bartra y compañía) fueron los que liquidaron el partido“, dice a RT. Se refiere al Partido Comunista Mexicano, que se disolvió en 1981 y de sus restos nació el Partido Socialista Unificado de México (PSUM), una fusión del Movimiento de Acción Popular (MAP), el Partido del Pueblo Mexicano (PPM) y Unidad Socialista (MAUS).

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Ante esa evidencia, Chávez no duda en exponer sus reservas sobre el contenido de la reedición, lanzada este año y comandada por el antiguo director: “Si bien hay algunos debates interesantes en esa revista, lo que se demuestra es la descomposición ideológica en la que están”.

Para él, la iniciativa de Bartra no es más que la continuación de la consabida guerra contra el comunismo: “Lo que les interesa a estos grupos políticos es golpear la experiencia comunista porque, incluso cuando la reivindican, lo hacen para tratarla como algo memorable pero sin vigencia. Quieren desencantar. Nuestra publicación, en cambio, no es un ejercicio de nostalgia“.

El Machete sirve para…

Si se habla de la “resurrección” de ‘El Machete’ histórico, debería remontarse hasta hace cinco años, cuando miembros del Partido Comunista de México (nombre rescatado en 2010) lanzaron el primer número después de un silencio de varios lustros y, tajante como el arma blanca que le da nombre, blandieron la publicación en contra de “los trotskistas, eurocomunistas, maoístas, anarquistas, browderistas” y una larga letanía de “istas” que, a juicio de sus primeros editores, solo han contribuido “a la caricaturización del marxismo”.

“El Machete es un arma de lucha y combate ideológico“, afirma Chávez, quien se apresura a aclarar que la revista que dirige no tiene el mismo apoyo económico que la cuidada edición del FCE, “pero el nivel de los debates no tiene nada que envidiarle”. Su más reciente número salió la semana pasada y en la portada para recordad el centenario de la Revolución Bolchevique, faltaba más, aparece un Lenin triunfante. Sin cuernos, sin mosca.

Lo que les ha tocado en México, dice Chávez, ha sido no sólo el rescate de la revista, sino también del partido. En las filas del PCM actual, la edad promedio no rebasa los 24 años y la repercusión no tiene las dimensiones de otras épocas. En la acera del frente, intelectuales curtidos como Bartra, de 74 años, alzan las banderas del desencanto como un destino inevitable que proclama la inexistencia de una clase revolucionaria. Sin embargo, el joven responde a esa profecía agorera con la frase de la artista Graciela Amador, la misma que reivindica la utilidad de ‘El Machete’ como herramienta “para cortar caña, para abrir las veredas en los bosques umbríos, decapitar culebras, tronchar toda cizaña, y humillar la soberbia de los impíos ricos”.

“¿Está vigente el legado comunista?”, le pregunta a Ángel Chávez alguien sorprendido por su corta edad y apasionada convicción: “Todos los partidos de izquierda que hay en México le deben buena parte de su herencia al Partido Comunista, es más, es inconcebible comprender nuestra intelectualidad sin él. Más que vigente, vivo“.

Cuando ya el panorama sobre ‘El Machete’ vs. ‘El Machete’ parece un poco más claro, un pregonero a una cuadra del Zócalo, en el centro de México, derrumba todas las certezas: “¡Lleve sus calaveritas políticas! ¡Llévelas!”, grita a voz en cuello mientras ofrece un facsímil de ocho páginas a doble carta por una “cooperación voluntaria sugerida” de cinco pesos.

Esa publicación, vaya casualidad, también se llama ‘El Machete’. No es una revista sino un periódico “obrero y campesino”, ni Ángel Chávez ni Roger Batra tienen que ver con él. Como bien dijo Amador, el filo de un machete sirve para abrir trochas y caminos: en México se lo tomaron en serio y cada quien se labró el suyo.

Fuente: actualidad.rt.com

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