Organizaciones indígenas y miembros de la sociedad civil se manifestaron este fin de semana en San Cristóbal de Las Casas, Chiapas, demandando un alto a la violencia y las agresiones contra las comunidades originarias zapatistas. La protesta se llevó a cabo frente al museo ‘Musac’, donde los asistentes portaron pancartas con mensajes como “Alto a la guerra contra zapatistas” y “Mujer, Vida y Libertad”.
Diana Luna, integrante de la sociedad civil, expresó que el objetivo de la manifestación es visibilizar el hartazgo de la población ante la guerra, la impunidad y la corrupción. “Estamos cansados de que se ignore la violencia que afecta a nuestras comunidades y a nuestra madre tierra”, afirmó.
La activista hizo hincapié en la amenaza que representan los nuevos proyectos de infraestructura, como el Tren Maya, para los pueblos organizados que ejercen su autodeterminación, como es el caso de los pueblos del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Luna mencionó incidentes recientes en la comunidad 6 de octubre, en Nuevo Jerusalén, Ocosingo, donde se han denunciado hostigamientos y despojos por parte de grupos armados.
Los manifestantes también expresaron su solidaridad con las familias de civiles asesinados en el contexto de la violencia relacionada con el narcotráfico y los feminicidios, pidiendo justicia por estos crímenes. Jorge Santiago, otro de los participantes, destacó la necesidad de construir una sociedad en la que prevalezcan el respeto y la paz.
Durante la manifestación, se corearon canciones de paz y se encendieron velas en señal de duelo por la violencia que ha afectado a todos los sectores de la población en el sur de México. Los asistentes llevaron racimos de flores como símbolo de paz en un contexto de creciente violencia en Chiapas desde 2021.
El Congreso Nacional Indígena (CNI) ha alertado sobre la situación crítica en el estado, señalando que la región enfrenta un escenario de guerra civil debido a la disputa por el tráfico de drogas y personas en la frontera sur de México. La manifestación refleja el creciente descontento y la necesidad urgente de abordar la crisis de violencia que afecta a las comunidades indígenas y a la sociedad en general.