Con palas, picos y hasta cucharas, más de 200 personas invadieron la zona en la que el pasado viernes estalló una toma clandestina, en el municipio de Tlahuelilpan, hecho que ha dejado hasta el momento 85 fallecidos. Lo hicieron con el objetivo de buscar los restos de sus familiares.
Los pobladores llegaron hasta el ducto de Petróleos Mexicanos (Pemex) en el que se registró el accidente, sin importar que el sitio estaba acordonado por las autoridades.
Según testigos, los habitantes arribaron al mediodía y esperaron hasta que se retiraron los elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), quienes cuidaban el perímetro. No atendieron las indicaciones de las autoridades, que les recomendaron alejarse de ese espacio.
El gobernador de Hidalgo, Omar Fayad, pidió a los ciudadanos alejarse de la zona. También dio a conocer que algunas muestras genéticas de las víctimas que dejó la explosión se enviarán a Estados Unidos y Suiza. Destacó que su identificación podría tardar hasta meses. Dijo que de los 68 restos que se tienen, 59 son difíciles de identificar.
Por otra parte, la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) anunció que investigará las posibles omisiones en la actuación de funcionarios públicos, federales, locales y municipales para controlar la fuga.
“Se han realizado visitas y reuniones con personal directivo y médico de 13 hospitales ubicados en los estados de Hidalgo, México y Ciudad de México para agilizar que se brinde la atención médica especializada que los heridos requieren y se proporcione información a sus familiares sobre su estado de salud”, señaló el organismo.
En conferencia de prensa, el secretario de Salud federal, Jorge Alcocer, acentuó que hay 58 personas hospitalizadas y comentó que un menor de edad fue trasladado a Galveston, Texas, para recibir atención médica.
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