“No recibiremos más pacientes. Solicitamos a la población quedarse en casa”. Ese es el mensaje que el Hospital Regional de Alta Especialidad de Oaxaca ha colgado este lunes en sus redes sociales. Se trata de uno de los principales centros del Estado para atender la crisis del coronavirus y que ya registra el 100% de ocupación hospitalaria, al igual que otras 105 unidades médicas en todo México, según datos oficiales. El aumento de los ingresos ha puesto en alerta a las autoridades, que temen un alza en los contagios por las reuniones y las compras navideñas. “Los hospitales están al límite. Regresamos a aislamiento total”, se lee en un mensaje de texto enviado este fin de semana por el Gobierno de la capital. “No salgas, no [hagas] fiestas”, se insiste.
De los 106 hospitales sin camas disponibles, 34 están en el Valle de México, compuesta por la capital y el Estado de México, una zona que decretó el cierre de las actividades no esenciales en la zona metropolitana el pasado viernes. El paso al llamado semáforo rojo se refleja en centros como el Hospital General Manuel Gea González, el más grande de Latinoamérica y que ya no puede acomodar a más pacientes. Otros 13 hospitales en Ciudad de México, que promedia una saturación por encima del 85%, están a más del 90% de su capacidad, como el 20 de Noviembre y el hospital de La Raza, ambos del Instituto Mexicano del Seguro Social. Más de cuatro de cada diez hospitales saturados en el país dependen de la Secretaría de Salud, es decir, atienden a personas sin seguridad social. En el Estado de México, la entidad más poblada del país, la ocupación hospitalaria es del 78%, según los datos presentados esta noche por las autoridades sanitarias. En todo el país, hay 58 hospitales que no tienen camas con ventiladores en sus unidades de terapia intensiva, las que requieren los enfermos de covid-19 más graves. De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Salud, el país tiene una ocupación nacional del 46% de camas generales y de 39% de camas con ventilador.
“Son cifras muy preocupantes, estamos en una situación peor aún que cuando creíamos que estaba pasando lo grave”, apunta Malaquías López Cervantes, especialista en Salud Pública de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). El número de hospitales saturados es un reflejo de la evolución de la epidemia en los últimos meses. A finales de abril, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador aseguró que ya se estaba domando la pandemia, había solo 18 hospitales llenos en todo el país. El 1 de octubre eran 47 los hospitales completamente ocupados. Un mes después ya eran casi 200 los saturados. Diciembre empezó con alrededor de 80 centros sanitarios sin capacidad, pero desde principios de la semana pasada han superado el centenar. México registra 118.598 fallecimientos y rebasa los 1.3 millones de casos positivos.
En nueve meses de gestión de la pandemia, el Gobierno mexicano ha defendido que no se ha visto en escenarios en donde el sistema de salud estuviera completamente rebasado, aunque en algunos hospitales, los más grandes y los de más fácil acceso, la ocupación estaba al límite. “No es un tema de cuántas camas tienes, sino de cuántas camas tienes donde se necesitan”, señala López Cervantes. “Vemos a ambulancias que hacen fila afuera de los hospitales esperando que alguien se muera o lo den de alta para que admitan al paciente que transportan, y mientras tanto esa persona no puede ser atendida”, agrega. ”Es toparse contra una pared”.
Mientras la gente se agolpa en las entradas de los hospitales exigiendo que ingresen a sus familiares, los trabajadores sanitarios acusan el desgaste de estar en la primera línea de atención. En cuanto a la asistencia a los pacientes, no es solo cuestión de disponer de un espacio para ellos, sino de los recursos y el tiempo que el personal médico y de enfermería puede dedicarles, apunta el epidemiólogo Francisco Oliva Sánchez, de la Universidad Autónoma Metropolitana. “La saturación hospitalaria es también un reflejo de todo lo que no se está midiendo a nivel poblacional, como los casos asintomáticos y un nivel de transmisión que ha aumentado”, afirma el especialista.
“Hemos sido muy responsables en el Gobierno que conduzco en la atención a la pandemia”, ha dicho la jefa de Gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinabum, en una rueda de prensa, después de que The New York Times publicara que las autoridades de la capital habían “engañado a la población” con información falsa sobre el avance del virus para mantener abierta la economía. “Cuando se tuvo que declarar el semáforo rojo, lo hicimos”, ha agregado la alcaldesa, quien anunció que se trabaja para abrir una serie de unidades médicas temporales para enfermos convalecientes con el apoyo del Ejército. Uno de los hospitales temporales de la ciudad, ubicado en el Centro de convenciones CitiBanamex, es uno de los que aparecen con el 100% de ocupación. El centro provisional aumentó recientemente sus camas de 400 a 600. Las autoridades federales y locales optaron por volver al semáforo rojo apenas la semana pasada a pesar de barajar la idea durante más de un mes.
“Los mensajes se han vuelto mucho más enfáticos, pero tardaron demasiado”, comenta López Cervantes y asevera que es momento de que el Gobierno de López Obrador contemple medidas más estrictas para evitar que los habitantes salgan a las calles o celebren fiestas. “Son medidas impopulares, pero efectivas”, señala. Del otro lado de la ecuación, dice Oliva Sánchez, está la responsabilidad que no ha asumido la población de atender los llamados de las autoridades y advierte de que si no hay prevención, no tiene mucho sentido buscar ampliar la capacidad en los hospitales. Las autoridades han informado este lunes de que Sonora, Zacatecas, Aguascalientes, Hidalgo, Guanajuato y Querétaro, todas en color de semáforo naranja, podrían volver a rojo ante los casos en ascenso.
Los especialistas coinciden en que los días serán determinantes para lo que ocurra en enero. “Todo apunta a que pasando la Navidad vamos a tener una situación desesperada”, advierte López Cervantes. A las puertas de los festejos decembrinos y de que se empiecen a aplicar las primeras vacunas al personal sanitario, la ciudad más poblada del país ya superó las 20.000 muertes por coronavirus y tiene menos de dos camas disponibles para enfermos de covid-19. “Nosotros estamos convencidos de que no tiene que estar la policía persiguiendo a una persona para que use cubrebocas, eso se hace en otros Estados, aquí no”, ha dicho anteriormente Sheinbaum. “Aquí convencemos y la verdad es que la ciudadanía ha ido participando en la medida de sus posibilidades”, añadió la jefa de Gobierno.
Fuente: EL PAÍS