La promesa de la “megafarmacia” del presidente Andrés Manuel López Obrador, presentada como una solución definitiva para el desabasto de medicamentos en México, ha demostrado ser una decepción monumental. Apenas dos meses después de su inauguración, la farmacia ha recibido una cantidad alarmantemente baja de medicamentos oncológicos, dejando a miles de pacientes en una situación de desesperanza y vulnerabilidad.
De acuerdo con Birmex, la empresa encargada de la operación de esta “farmacia más grande del mundo”, entre diciembre de 2023 y febrero de 2024, llegaron solo 146 piezas de 10 tipos de quimioterapias. Esta cifra es insignificante considerando la enorme demanda y necesidad de estos tratamientos en el país. Los medicamentos recibidos son para tratar tipos de cáncer como el de ovario, vejiga y seno, enfermedades que cada año afectan a miles de mexicanos.
La indignación de activistas y organizaciones es comprensible. Durante años, los pacientes con cáncer y sus familias han sufrido las consecuencias del desabasto de medicamentos. El gobierno había asegurado que con la “megafarmacia”, las recetas serían surtidas en menos de 24 horas, una promesa que ahora parece una cruel burla ante la realidad. El sistema de salud, lejos de mejorar, sigue mostrando grietas profundas que afectan la vida de los ciudadanos.
Las cifras oficiales son desalentadoras. Cada año se diagnostican cerca de 195,500 casos de cáncer en México. Solo en los primeros seis meses de 2023, los tumores malignos fueron la principal causa de muerte en niñas de 5 a 14 años y mujeres de 25 a 54 años. Estas estadísticas resaltan la urgencia de una respuesta efectiva y rápida por parte del gobierno, una respuesta que hasta ahora ha sido inadecuada.
El fracaso de la “megafarmacia” no es solo un problema de logística o administración. Es un reflejo de una falta de planificación y una desconexión con las necesidades reales de la población. El gobierno debe reconocer que no se trata únicamente de abrir grandes almacenes de medicamentos, sino de garantizar un suministro constante y suficiente de los mismos.
Es esencial que el gobierno y las autoridades sanitarias tomen medidas inmediatas para corregir esta situación. Necesitamos transparencia en la gestión de los recursos y una estrategia clara para asegurar que los medicamentos lleguen a quienes los necesitan. Es imprescindible restablecer la confianza de los ciudadanos en el sistema de salud y garantizar que las promesas hechas no se queden solo en palabras.
La lucha contra el cáncer no puede esperar. Cada día cuenta para los pacientes que dependen de estos tratamientos para sobrevivir. Es hora de que el gobierno cumpla con su deber y demuestre que realmente está comprometido con la salud y el bienestar de los mexicanos. La “megafarmacia” debe ser más que un proyecto ambicioso; debe ser una realidad efectiva y funcional.