El procurador general de Justicia de Hidalgo, Raúl Arroyo González, afirmó que los 137 restos de las personas fallecidas en la explosión e incendio ocurrido el 18 de enero de 2019 del ducto que atraviesa la comunidad de San Primitivo —en los límites de los municipios de Tlaxcoapan y Tlahuelilpan— fueron entregados a sus deudos, por lo que no existen reportes de personas desaparecidas relacionadas con la desgracia.
“Todas las personas que nosotros levantamos quedaron identificadas, no hay desaparecidos y todas las personas que se levantaron del lugar los restos están identificados y entregados a sus familiares”, afirmó el fiscal hidalguense.
De acuerdo con el funcionario judicial, las carpetas de investigación por la muerte de los pobladores se mantienen abiertas hasta en tanto la Fiscalía General de la Republica (FGR) “resuelva su carpeta”.
“Es el fiscal de la República, quien tiene el asunto, porque es un delito del fuero federal”, señaló Arroyo.
De las 137 personas fallecidas tras la explosión de la toma clandestina en un campo alfalfar de la comunidad de San Primitivo, 68 fallecieron en hospitalización y 69 murieron en lugar.
De quienes perecieron en el sitio, en 52 casos los restos quedaron en estado de calcinación e incluso de carbonización, por lo que la Procuraduría General de Justicia de Hidalgo (PGJH) realizó pruebas de ADN para esclarecer la identidad de las víctimas. Tras la identificación, la entrega de los restos se realizó a partir del 27 de abril en instalaciones de la dependencia judicial.
Las víctimas de la toma clandestina no sólo fueron pobladores de Tlahuelilpan, sino que la tragedia se extendió a familias de nueve municipios más que conforman la región: Ajacuba, Atitalaquia, Mixquiahuala, Tetepango, Tepetitlán, Tezontepec, Tlaxcoapan y Tula.
Además, incluyó a un ciudadano de origen guatemalteco identificado como Hugo Godoy, de 39 años, y quien era conocido como Esquititos, cuyos restos fueron repatriados en mayo pasado a su país de origen.
De la noche trágica, solo 10 personas sobrevivieron a la explosión y posterior incendio del ducto Tula-Tuxpan, tras permanecer en hospitalización hasta por seis meses, algunos de ellos en el Hospital Shriners para Niños en Galveston, Texas, Estados Unidos.
Fuente: https://www.excelsior.com.mx