MRS / Revista Punto de Vista / 23 de Mayo 2024
En medio del bullicio de la temporada electoral, surge una figura que encarna lo peor de la política tradicional en San Luis Potosí: Oscar Vera Fabregat. Este personaje, cuya carrera política ha estado marcada por la búsqueda descarada del poder, está ahora en la mira por su intento de obtener su quinta diputación plurinominal, desafiando incluso las reglas de la paridad de género.
Vera Fabregat ha demostrado una habilidad impresionante para sortear obstáculos legales y éticos en su búsqueda de poder político. A pesar de haber sido obligado a ceder su oportunidad anteriormente debido a la paridad de género, ahora vuelve a la carga, buscando convencer a candidatos para que se postulen por su partido y así acumular los votos necesarios para su causa.
Lo más preocupante de este comportamiento es que pone en evidencia las grietas en nuestro sistema democrático. ¿Cómo es posible que un individuo con un historial tan manchado de ambición desmedida siga siendo una figura relevante en la política local? ¿Qué mensaje envía esto a los ciudadanos, especialmente a los jóvenes que buscan líderes íntegros y comprometidos con el bien común?
Aunque las alianzas electorales ya no son una opción viable, el modus operandi de Vera Fabregat muestra cómo su partido político puede manipular el sistema para su propio beneficio. Este tipo de comportamiento socava la confianza en nuestras instituciones democráticas y alimenta la percepción de que la política es un juego de poder en lugar de un servicio público.
Es hora de que los ciudadanos exijamos una mayor rendición de cuentas y transparencia en el proceso político. No podemos permitir que individuos como Óscar Vera Fabregat continúen socavando los principios democráticos en aras de su propio interés personal. Es responsabilidad de todos nosotros defender la integridad de nuestro sistema democrático y rechazar a aquellos que buscan aprovecharse de él para su propio beneficio.
