MRS / Revista Punto de Vista / 12 de Abril 2023
La democracia es un sistema de gobierno que se basa en la representación de los ciudadanos a través de sus representantes. En México, como en muchos otros países, esta representación se lleva a cabo a través de los diputados, quienes la mayoría son elegidos por el pueblo para que los representen en el Congreso de la Unión. Sin embargo, es común que estos diputados sean elegidos no por su preparación académica o su experiencia profesional, sino por su habilidad para manipular a los votantes y a los líderes de grupos sociales, como ambulantes, estudiantes, etc.
Es lamentable que en México, los diputados sean líderes de grupos sociales, pero no líderes en el Congreso. Esto es así porque no tienen una formación profesional que les permita conocer en profundidad los temas que deben abordar. Sus decisiones se toman sin el conocimiento y la reflexión necesaria, y esto afecta negativamente a toda la población. Es importante recordar que los diputados deben representar a los ciudadanos, pero para ello deben tener conocimientos y habilidades que les permitan desempeñar adecuadamente su función.
Es por ello que es necesario establecer requisitos claros para ser diputado. La licenciatura terminada y la experiencia en el ramo legal o administrativo son fundamentales para que el diputado tenga los conocimientos necesarios para desempeñar su trabajo. Además, no contar con antecedentes penales, estar al corriente en sus obligaciones fiscales, y pasar exámenes psicológicos y de toxicología son requisitos básicos que deberían de cumplir todos los funcionarios públicos.
Sin embargo, estos requisitos no son suficientes. También es importante que los diputados sean elegidos por mayoría en una elección popular y que hayan militado en el partido que los propone durante al menos tres años. Esto asegura que los diputados representen verdaderamente los intereses de los ciudadanos y no los intereses de los partidos políticos.
Además, es necesario establecer mecanismos de revocación de mandato para los diputados que actúen en contra de la voluntad de sus representados. Esto asegura que los diputados estén verdaderamente comprometidos con los ciudadanos y no con los intereses de grupos políticos o económicos. También es importante que las leyes que afectan de manera significativa a la ciudadanía sean sometidas a referéndum popular para que sean aprobadas o rechazadas directamente por el pueblo.
En México, como en muchos otros países, la política es vista como un juego en el que ganar es lo más importante. Pero esto no debería ser así. La política es una herramienta para mejorar la vida de las personas y garantizar un futuro mejor para todos. Es necesario que los ciudadanos seamos exigentes con nuestros representantes y que los diputados estén comprometidos con los intereses de la población. Solo de esta manera podremos lograr una verdadera democracia y un país próspero y justo para todos.
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