MRS / Revista Punto de Vista / 10 de Enero 2024
La recomendación 232/2023 emitida por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) revela una dolorosa realidad que pone en tela de juicio la calidad y la ética en la atención médica en nuestro estado. El Hospital General No. 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social en San Luis Potosí (IMSS Cuauhtémoc) se ve señalado por actos y omisiones que resultaron en la pérdida de un ser querido y en la violación flagrante de derechos fundamentales.
El caso en cuestión, que data del 25 de marzo de 2022, ilustra una cadena de negligencias que culminaron en la tragedia. Un hombre de la tercera edad ingresó a urgencias presentando síntomas graves, y aunque los esfuerzos iniciales del personal médico llevaron a mejoras temporales, la historia tomó un giro oscuro debido a la falta de procedimientos esenciales y de recursos básicos.
La falta de suministros médicos necesarios para realizar un procedimiento crucial, como la instalación de un catéter, no solo es una afrenta a la ética médica, sino también una violación directa a los derechos humanos del paciente. La incapacidad del hospital para proporcionar el equipo necesario contribuyó directamente al deterioro de la salud del paciente y, en última instancia, a su fallecimiento.
La respuesta institucional, desde la emisión de un certificado de defunción erróneo hasta la posterior rectificación, arroja luz sobre una problemática más profunda en el sistema de salud. La falta de coordinación y la negligencia documentada por la CNDH indican una necesidad urgente de revisar y fortalecer los protocolos médicos y administrativos dentro de las instituciones de salud pública.
Es alarmante descubrir que, según la información proporcionada por la CNDH, el personal médico involucrado en estos lamentables hechos aún se encuentra activo en la institución al 18 de octubre. Este hecho plantea preguntas incómodas sobre la rendición de cuentas y la responsabilidad de las instituciones médicas en la protección y preservación de la vida.
La CNDH, al destacar la importancia de capacitar al personal médico en el manejo adecuado del expediente clínico, resalta un problema estructural que no es exclusivo de este caso en particular. Es necesario que las instituciones públicas de salud asuman la responsabilidad de garantizar la formación continua y la supervisión efectiva de su personal, con el objetivo de prevenir tragedias similares en el futuro.
Este caso no solo es una llamada de atención para el IMSS, sino también una invitación a reflexionar sobre la calidad de la atención médica en el país. La vida y la salud de los ciudadanos deben ser la máxima prioridad, y es imperativo que nuestras instituciones de salud actúen con la diligencia y la responsabilidad que merecen quienes confían en ellas para cuidar de su bienestar.