MRS / Revista Punto de Vista / 14 de Mayo 2023
Este domingo, Norma Piña, ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación de México, recibió el premio de Derechos Humanos de la Asociación Internacional de Mujeres Juezas en Marruecos. Esta distinción, sin duda, es un reconocimiento a su labor en la defensa de los derechos humanos y su compromiso con la justicia.
Sin embargo, mientras se celebraba la noticia en Marruecos, en México la ministra ha sido objeto de críticas por parte del presidente López Obrador y sus simpatizantes. ¿Por qué? Según ellos, la ministra ha tomado decisiones que van en contra de los intereses del gobierno federal.
Pero ¿Qué es más importante? ¿La defensa de los derechos humanos y la justicia o los intereses políticos del gobierno de turno? La respuesta es más que evidente. La labor de un juez o ministra de la Corte no es defender al gobierno de turno, sino aplicar la ley y proteger los derechos de las personas.
Es preocupante que en México, un país que ha sufrido graves violaciones a los derechos humanos en el pasado, se cuestione el trabajo de alguien que ha sido reconocido internacionalmente por su labor en la defensa de los derechos humanos. Las críticas a la ministra Piña muestran una falta de respeto por la independencia judicial y una peligrosa tendencia a politizar el trabajo de los jueces y magistrados.
La independencia judicial es esencial para garantizar la justicia y proteger los derechos humanos. Los jueces y magistrados deben ser libres para tomar decisiones basadas en la ley y la evidencia, sin presiones políticas o de cualquier otro tipo. La crítica constructiva y la rendición de cuentas son importantes, pero siempre deben respetar la independencia judicial y el papel fundamental que juegan en la protección de los derechos humanos.
El reconocimiento internacional de la labor de la ministra Norma Piña es motivo de orgullo para México y un recordatorio de la importancia de la defensa de los derechos humanos y la justicia. Es hora de dejar de cuestionar el trabajo de los jueces y magistrados que hacen su trabajo de manera independiente y sin presiones políticas. Solo así podremos construir un país más justo y respetuoso de los derechos humanos.
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