Los diputados plurinominales en México tienen su origen en una reforma política impulsada en 1977 durante el gobierno de José López Portillo y su secretario de Gobernación, Jesús Reyes Heroles. La reforma surgió en un contexto donde el PRI dominaba prácticamente todas las elecciones y tenía mayoría abrumadora en el Congreso, lo que dejaba sin representación a las fuerzas políticas minoritarias.
Originalmente, la representación legislativa se basaba en la mayoría relativa por distritos uninominales, lo que significaba que un partido podía perder por un voto en un distrito y no tener ningún diputado. Para corregir esta sobrerrepresentación y dar voz a la pluralidad ideológica del país, se creó la figura de los diputados de representación proporcional, conocidos como plurinominales. Estos diputados se asignan según el porcentaje de votación total que obtiene cada partido, sin necesidad de ganar distritos específicos.
La reforma amplió la Cámara de Diputados de 300 a 400 legisladores, estableciendo 300 diputados por mayoría relativa y 100 plurinominales. Posteriormente, en 1996, se introdujo la figura de senadores plurinominales, creando un sistema mixto para equilibrar el peso electoral y la diversidad política.
En su creación, la figura permitió que partidos de oposición, organizaciones políticas, y sectores sociales representados por minorías tuvieran acceso al Congreso, enriqueciendo la vida parlamentaria y evitando la exclusión total. Este sistema se construyó tras foros plurales que incluyeron a partidos políticos, académicos y activistas.
Actualmente, la Cámara de Diputados cuenta con 500 miembros, de los cuales 200 son plurinominales, distribuidos conforme a la votación nacional. Esta modalidad sigue siendo objeto de debate, ya que algunos partidos y sectores la consideran un “botín” político utilizado para colocar allegados, y han surgido propuestas para modificar o eliminar esta vía de representación.
A pesar de las críticas, los diputados plurinominales cumplen la función fundamental de representar las minorías políticas y promover la pluralidad en el sistema democrático mexicano, traduciéndose en una herramienta que busca equilibrar la representatividad y la diversidad dentro del Poder Legislativo.
