En una manifestación en la Costera del puerto, estudiantes de diez licenciaturas y padres de familia expresaron su indignación exigiendo respuestas ante el cierre de la Universidad Americana de Acapulco. La institución privada anunció la suspensión de clases para mil alumnos debido a los daños provocados por el huracán Otis.
Aunque las autoridades argumentan que el cierre se debe a los estragos causados por el fenómeno meteorológico el pasado 25 de octubre, los estudiantes aseguran que la situación académica ya era precaria debido a la falta de mantenimiento previo al huracán.
“Nos están corriendo sin ofrecer soluciones. El rector argumenta condiciones, pero la universidad ya estaba así desde antes”, declaró Alfredo Jiménez, presidente interino del Comité Estudiantil de licenciaturas.
Los problemas estructurales incluyen daños en techos, falta de agua en los baños y grietas en las paredes, según testimonios de alumnos como Daniela Reyes, estudiante de nutrición. La incertidumbre recae sobre los nuevos ingresos y aquellos a punto de graduarse, ya que no hay opciones para revalidar materias en otras instituciones debido a diferencias en los planes de estudio.
La noticia del cierre se dio días después de que los estudiantes pagaran por la reinscripción de un año escolar que ya no existirá. Hasta ahora, los directivos se han negado a reembolsar el pago de la reinscripción, generando frustración entre los afectados.
La reciente venta de la universidad al grupo NACER Global México, especializado en adquirir instituciones educativas en quiebra, complica aún más la situación. Los manifestantes hacen un llamado a las autoridades educativas para que intervengan y garanticen la continuidad de la educación de los estudiantes afectados. Elvia Manzanares, madre de una estudiante de ciencias de la comunicación, insta a las autoridades a no dejar desamparada la educación de sus hijos cuando están a punto de concluir sus estudios.
