Petróleos Mexicanos (Pemex) ha anunciado la incorporación de 54 nuevos campos petroleros hasta el primer trimestre de 2024, lo que supuestamente suma 560,000 barriles diarios de hidrocarburos líquidos. Sin embargo, esta expansión no se traduce en un aumento significativo en la producción, que se mantiene en un millón 570,000 barriles diarios, muy por debajo de la meta de 2 millones establecida al inicio de la actual administración.
Según la presentación realizada a inversionistas el 26 de julio, aunque los nuevos campos prometen un incremento en la producción, la realidad es que muchos de ellos han agotado rápidamente sus recursos. Por ejemplo, el campo Hok, que comenzó a operar en febrero de 2020, dejó de registrar producción en enero de 2022, mientras que Kuun, que inició en diciembre de 2022, agotó sus recursos en julio de 2023.
Expertos como Pablo Zárate, socio de FTI Consulting, explican que los campos maduros de México, que son cruciales para la producción, están experimentando una declinación más pronunciada. Los nuevos campos, en lugar de incrementar la producción, solo están compensando las pérdidas de los campos existentes. “Los nuevos campos sí implican nueva producción, pero cuando se considera el factor de declinación de los otros, lo que hacen es sustituirla”, indicó Zárate.
Adrián Duhalt, investigador no residente del Baker Institute, también coincide en que la incorporación de nuevos campos está destinada a estabilizar la producción en lugar de aumentarla. La falta de inversiones y liquidez por parte de Pemex para explorar nuevas reservas es una de las principales causas de este estancamiento.
Ambos expertos subrayan la necesidad de permitir la participación del sector privado en la exploración y producción de petróleo, lo que podría aportar recursos e inversiones necesarias para revitalizar el sector. Sin embargo, esto dependerá de las condiciones impuestas por el gobierno, lo que podría afectar la viabilidad económica de tales iniciativas.
