México.- El pasado domingo, el presidente de la Cámara de Diputados, Santiago Creel, diputado del PAN y opositor a esta gestión federal, fue relegado al penúltimo sitio del presídium en la ceremonia del 106 aniversario de la Constitución de 1917, que encabezó el presidente Andrés Manuel López Obrador, pero no es la primera vez, es la sexta, detalló el legislador.
“No están guardando los protocolos, la cordialidad en el trato, no hay cercanía, no quieren que estemos quienes pensamos y opinamos distinto, segregan, marginan y, obviamente, del diálogo, pues de eso ya ni hablemos”, denunció.
Creel Miranda narró que llegó al Teatro de la República, en Querétaro, a las 9:35 horas, y al buscar su asiento en el presídium, su nombre estaba a un lado del Presidente de la República, como lo marca el protocolo del acto, pero de manera sorpresiva comenzaron a mover su lugar.
“Primero estaba junto al Presidente, me mueven un lugar como una especie de juego de sillas, se da cuenta el jefe de la Oficina de la Presidencia de la Cámara, me lo informa, y dije: ‘No importa’, pero luego me mueven más, entonces se arma un lío entre el jefe de mi oficina y uno de los subsecretarios de Gobernación, se hace una discusión fuerte, y yo al ver eso comenté: ‘Es una ceremonia de Estado, yo represento a un Poder, no es a Santiago Creel al que está ofendiendo el Presidente, es a la Cámara de Diputados’”, subrayó.
El panista terminó en penúltimo lugar: “Llegó el Presidente, yo me levanté, lo saludé por ser jefe de Estado y yo como representante de un Poder, pero eso fue una afrenta de protocolo, espero que en el futuro eso se rectifique y si no se rectifica, conmigo van a contar en actos de Estado cuando tenga intervención, pero nada más”.
El diputado panista expuso no es la primera vez que es relegado de un acto oficial, es la sexta: “Es algo que no había comentado a nadie porque no me lo había preguntado, pero creo que es importante que se sepa”, destacó.
La primera, señaló, ocurrió en la guardia de honor que el Presidente rindió en el Monumento a los Niños Héroes, en Chapultepec: “Ahí me sentaron junto al secretario de la Defensa, quien a su vez estaba junto al Presidente. Cuando el general se levanta le pregunto al Presidente si lo puedo acompañar como un acto de cortesía, desde ahí me dijeron que no podía participar en la caminata y me sacaron”.
El 15 de septiembre, en la ceremonia del Grito de Independencia, dijo que lo mandaron a un cuarto balcón, “no al balcón de las corcholatas, pero aguanté: “Yo creo que aquí hubo un error, en fin, se dio el grito y me fui de Palacio Nacional”. El 16 de septiembre, en el desfile cívico-militar, aseguró: “Ahí sí ya me marcaron una clara distancia”.
Meses después, en una ceremonia del IMSS “ya de plano me mandaron al penúltimo lugar, igual que este domingo”, y recientemente, dijo, lo invitaron a una ceremonia en el Colegio Militar, “pero ya de camino me hablan que hubo un cambio, le pregunto a la Defensa dónde iba a estar y me mandan hasta la esquina, entonces como no era una ceremonia de Estado, pues ya no voy, me disculpé y decidí no ir”.
Esas muestras de desdén dan cuenta de que el Jefe del Ejecutivo federal menosprecia a una parte de los mexicanos, dice el diputado panista y líder de la Cámara Baja.