En un reciente cambio en la composición del Senado de la República, la bancada del Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdió a uno de sus integrantes, lo que redujo su número a 13 escaños. Esta pérdida posiciona al PRI como la cuarta fuerza dentro de la cámara alta, desplazándolo detrás del Partido Verde Ecologista, que ahora cuenta con 14 senadores. Como consecuencia, el grupo del Verde Ecologista se encuentra en condiciones de ocupar una de las tres vicepresidencias de la Mesa Directiva del Senado, donde ya están representados Morena y el PAN.
Este cambio en la distribución de escaños implica un reajuste en el balance político dentro del Senado, ya que los espacios para la representación en la Mesa Directiva se asignan en función del tamaño de los grupos parlamentarios. La nueva dinámica fortalece la presencia del Partido Verde, que logra aumentar su influencia en uno de los órganos clave para la organización y funcionamiento del Senado. Por otro lado, el PRI enfrenta un retroceso en su poder político al quedar relegado a ser la cuarta agrupación parlamentaria en la cámara alta, lo que podría afectar su capacidad de incidencia en futuras decisiones legislativas y acuerdos políticos.
Este escenario refleja los movimientos y disputas de poder que caracterizan la política mexicana actualmente, en donde la integración y fuerza de los partidos en el Senado es un factor determinante para la conformación y control de las mesas directivas y comisiones que definen el rumbo de la agenda legislativa. La pérdida del escaño por parte del PRI representa un golpe para esa institución política, que ha sido una fuerza histórica en México, y plantea desafíos para mantener su relevancia y posición ante el avance de otros partidos como el Verde Ecologista.
