El Partido Verde Ecologista de México se encuentra evaluando la posibilidad de terminar su alianza política con Morena, luego de un periodo de creciente tensión entre ambas fuerzas políticas. La crisis se desató tras una serie de declaraciones públicas donde se hicieron acusaciones de corrupción entre militantes de ambos partidos, utilizando incluso el término “ratas” para referirse a algunos integrantes.
La situación refleja un deterioro significativo en la relación entre estos aliados, que recientemente habían mantenido una coalición estable en el congreso y en diversos gobiernos locales. Las descalificaciones mutuas han creado un ambiente de confrontación que dificulta la gobernabilidad y la coordinación legislativa entre ambas fuerzas políticas.
El PVEM ha iniciado consultas internas para determinar si continúa en la alianza o decide operar de manera independiente. Esta decisión podría tener consecuencias importantes en el equilibrio político de varias entidades donde gobiernan en coalición, así como en la dinámica del poder legislativo federal.
Analistas políticos consideran que esta ruptura potencial responde tanto a diferencias ideológicas como a estrategias de posicionamiento de cara a futuros procesos electorales. El desgaste en la relación podría marcar un reacomodo significativo en el mapa político mexicano, afectando las mayorías legislativas y las coaliciones de gobierno en varios estados.
La definición final que tome el Partido Verde podría alterar sustancialmente las alianzas políticas en México, en un momento donde se anticipaban reformas legislativas importantes que requerirían de amplios consensos entre las fuerzas políticas representadas en el congreso.
