MRS / Revista Punto de Vista / 18 de junio 2025
La más reciente encuesta nacional de Reporte Índigo y Factométrica trae un soplo de aire fresco para la política mexicana: el gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo Cardona, se consolida entre los diez mandatarios estatales mejor evaluados del país, con una sólida aprobación del 63.8% por su desempeño durante mayo de 2025. Este dato, lejos de ser un mero número estadístico, es un potente reflejo de una ciudadanía que percibe resultados tangibles y un rumbo claro en medio de la compleja coyuntura nacional marcada por la inseguridad, la incertidumbre económica y la desconfianza institucional.
Que un gobernante mantenga índices tan elevados de aceptación en este contexto no es casualidad ni obra de la espontaneidad. Es el fruto de una combinación que parece estar funcionando en la entidad potosina: decisión política aplicada con sensibilidad social. Gallardo Cardona ha logrado, según el pulso ciudadano medido en 32 mil encuestas nacionales, algo que muchos anhelan y pocos consiguen: acortar la brecha entre las expectativas de la población y la realidad gubernamental. Su presencia en ese selecto grupo de líderes estatales, junto a figuras de entidades tan diversas como Chiapas o Querétaro, no solo honra a su administración, sino que proyecta a San Luis Potosí como una entidad en ascenso, con liderazgo efectivo y rumbo definido.
Lo más revelador, y quizás lo más meritorio, es el reconocimiento ciudadano en los frentes históricamente más espinosos: el combate a la inseguridad (47.6%) y la lucha contra la corrupción (45.1%). Estos no son porcentajes abstractos; son indicadores de una percepción de avance en batallas donde muchos gobiernos naufragan. Lograr avances visibles aquí no es cuestión de discursos o medidas cosméticas. Requiere una voluntad férrea para transformar estructuras anquilosadas, desmantelar prácticas clientelares heredadas y administrar los recursos con eficiencia y transparencia. Los datos sugieren que esta voluntad existe y está rindiendo frutos en la percepción pública.
Detrás de estas cifras hay un gobierno que parece haber entendido que la legitimidad se construye día a día. La apuesta por la transparencia, la rendición de cuentas y la ejecución eficiente de programas sociales no son solo eslóganes; son acciones que acercan la administración a la gente. Y cuando la ciudadanía percibe un ambiente más seguro, menos corrupción en su vida cotidiana y una sensación de cambio positivo, como señala el estudio, se sientan las bases del activo más valioso para cualquier gobierno: la confianza ciudadana.
Este reconocimiento es, sin duda, motivo de orgullo y debe ser celebrado como un logro colectivo. Sin embargo, sería un error interpretarlo como una meta alcanzada. Es, más bien, un potente acicate para redoblar esfuerzos. El camino hacia un San Luis Potosí plenamente seguro, transparente y con bienestar compartido sigue siendo extenso. Los desafíos persisten y las demandas ciudadanas evolucionan. Consolidar estos avances y elevar el listón es la tarea inmediata. La administración de Gallardo Cardona tiene ahora la responsabilidad de demostrar que este impulso inicial es sostenible y que puede traducirse en un desarrollo integral e inclusivo de largo aliento.
La aprobación ciudadana, como la reflejada en esta encuesta metodológicamente robusta, es un termómetro valiosísimo. Pero en manos de un gobierno verdaderamente comprometido, debe convertirse en brújula. Los resultados de este segundo tramo de gobierno indican que San Luis Potosí no solo encontró un rumbo, sino que también ha generado el impulso necesario. La tarea ahora es mantener la velocidad y la dirección, demostrando que la buena gobernanza no es un espejismo, sino una realidad posible incluso en medio de la tormenta nacional. San Luis Potosí no solo tiene rumbo, sino también impulso suficiente para continuar creciendo sin límites. El país observa, y San Luis Potosí tiene la oportunidad de seguir siendo un referente.
