MRS / Revista Punto de Vista / 05 de Septiembre 2023
La Plaza de Fundadores en San Luis Potosí fue testigo de un momento incómodo y revelador para la Presidenta del Comité Directivo Estatal (CDE) del PRI, Sara Rocha. Los abucheos y consignas en su contra evidenciaron un malestar profundo entre los militantes de su partido y ciudadanos afines al PRI. ¿Cuál es el motivo detrás de este descontento palpable? La respuesta se encuentra en las decisiones controversiales de Sara Rocha, en particular, su elección de revivir a Alberto Rojo Zavaleta, señalado de abusar a niñas migrantes en el pasado.
La designación de Alberto Rojo Zavaleta como secretario técnico del PRI en San Luis Potosí ha desencadenado una ola de críticas justificadas. Recordemos que Rojo Zavaleta enfrenta acusaciones graves relacionadas con abusos a niñas migrantes durante su tiempo como delegado del Instituto Nacional de Migración en 2013. Lo que es aún más preocupante es que, según informes, contó con la complicidad del ex gobernador Fernando Toranzo para evadir a la justicia, escapando del país. Incluso el Cónsul de Honduras se vio obligado a intervenir en este caso, resaltando la magnitud del abuso, la corrupción y la falta de justicia.
La elección de Sara Rocha de darle un lugar destacado a Rojo Zavaleta en el PRI es más que problemática; es inaceptable. En un momento en que la sociedad exige con vehemencia la rendición de cuentas y la erradicación de la impunidad, esta decisión envía un mensaje negativo y peligroso. Además, cabe mencionar que la reforma del Senado ha establecido restricciones claras para las personas señaladas de violencia contra las mujeres, impidiéndoles ocupar cargos públicos. Este hecho, por sí solo, debería haber llevado a una reconsideración de la elección de Rojo Zavaleta.
Los abucheos en la Plaza de Fundadores reflejan un descontento generalizado con la dirección que ha tomado el PRI en San Luis Potosí bajo el liderazgo de Sara Rocha. Esto no solo daña la imagen del partido, sino que también socava la confianza de los ciudadanos en sus líderes políticos. La corrupción y la impunidad no pueden ser toleradas, especialmente cuando se trata de personas acusadas de abusar de los más vulnerables.
La elección de Alberto Rojo Zavaleta va en contra de estos principios y plantea serias dudas sobre la integridad del PRI en San Luis Potosí. La sociedad está observando de cerca y espera que se tomen medidas responsables y éticas para abordar esta situación. La confianza de los ciudadanos y la credibilidad del partido están en juego, y es hora de que se tomen decisiones que reflejen los valores que prometen representar.
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