El pleno del Senado consumó ayer la polémica prohibición de los vapeadores, generando un intenso debate entre los legisladores. El senador panista Ricardo Anaya no dudó en criticar la medida, señalando que muchos parlamentarios son usuarios de estos dispositivos y que, según él, se ocultan en los baños para consumirlos. “El pleno está atascado de vapeadores y los que lo usan se van a ocultar en el baño”, afirmó Anaya en tribuna.
Por su parte, el senador morenista Enrique Inzunza defendió la aprobación de la reforma, argumentando que busca enfrentar un problema que afecta especialmente a los adolescentes, relacionado con el uso de cigarrillos electrónicos y drogas sintéticas, con un enfoque particular en el fentanilo.
Sin embargo, la senadora emecista Alejandra Barrales cuestionó la decisión, advirtiendo que la reforma tiende a “criminalizar y penalizar el consumo de sustancias, en lugar de prevenir y regular el libre consumo”. Barrales destacó que la nueva legislación equipara el uso de vapeadores con el de drogas peligrosas como el fentanilo, lo que considera un “absurdo evidente”. Aunque reconoce los riesgos del uso de vapeadores, sostiene que no se pueden comparar con los efectos devastadores del fentanilo.
La reforma constitucional aprobada no solo prohíbe el uso de vapeadores, sino que también aborda el uso ilícito de fentanilo, marcando un hito en la regulación de sustancias en el país. La discusión sobre la efectividad y las implicaciones de estas medidas continúa en el seno de la sociedad y la política mexicana.