En 2024, el Tren Maya, la aerolínea Mexicana de Aviación y el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA) recibieron en conjunto un total de 18 mil 511 millones de pesos en subsidios y transferencias del gobierno federal. Estas tres obras, impulsadas durante el mandato de Andrés Manuel López Obrador, necesitan estos recursos debido a que no generan ingresos suficientes para cubrir sus costos operativos y de inversión.
El Tren Maya fue el mayor receptor, con 15 mil 192 millones de pesos asignados a través de la empresa operada por la Secretaría de la Defensa Nacional y Fonatur Tren Maya. Esta obra emblemática, que comenzó en 2018 y cuya primera etapa se entregó cinco años después, ha visto incrementarse su presupuesto original de 108 mil millones a un monto aún no definitivo que supera el triple de lo planeado, devastando amplias áreas de la Selva Maya.
En 2024, los ingresos por venta de boletos y servicios del Tren apenas alcanzaron 297 millones de pesos, una cifra significativamente menor frente a sus gastos de operación que superaron los 4 mil 415 millones, lo que significa que gastó aproximadamente 15 veces más de lo que generó.
Por su parte, Mexicana de Aviación, la aerolínea estatal recuperada tras su quiebra, recibió mil 808 millones de pesos en subsidios. Sus ingresos por venta de boletos cubrieron solo el 25% de sus costos operativos, que ascendieron a mil 484 millones de pesos. La compra de la marca Mexicana costó adicionalmente 815 millones.
El AIFA, que tuvo ingresos por 2 mil 578 millones de pesos y gastos por 2 mil 287 millones, también recibió un subsidio federal de mil 510 millones para mantenerse operativo. La orden presidencial para trasladar la carga del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México al AIFA ha sido parte fundamental para aumentar su uso.
Frente a estas cifras, Claudia Sheinbaum ha defendido en conferencias públicas que, aunque estas obras no recuperen totalmente su inversión, son consideradas estratégicas y rentables en su función pública y social. Subrayó que la prioridad es que funcionen adecuadamente para generar beneficios a largo plazo y cumplir sus objetivos de desarrollo regional y nacional.
Estos proyectos representan importantes apuestas gubernamentales en infraestructura y conectividad, con un fuerte respaldo económico del Estado, a pesar de la crítica preocupación generada por el elevado costo y la dependencia de subsidios públicos para su operación y mantenimiento.
