Andrés Manuel López Obrador dejó Palacio Nacional por última vez a las 17:37 horas, rodeado de lluvia y el aliento de sus fervientes simpatizantes. Optando por una camioneta Suburban Chevrolet blanca en lugar de los acostumbrados Jetta, el mandatario se trasladó a su hogar en Tlalpan. En su salida, eligió la puerta 8, una decisión que contrasta con la puerta principal, reservada para ocasiones especiales.
Los gritos de “¡Viva AMLO, te amamos!” resonaron entre los seguidores que se congregaron en las calles cercanas, mientras él bajaba la ventanilla para saludar y agradecer con gestos afectuosos. Sin embargo, al llegar a su casa, los simpatizantes solo pudieron ver muestras de cariño a través de la ventana, ya que la camioneta ingresó a la calle privada.
Antes de su salida, López Obrador sostuvo reuniones con varios líderes latinoamericanos, destacando un almuerzo con presidentes como Luiz Inácio Lula da Silva y Gabriel Boric. En su última conferencia matutina, presumió logros como un récord de empleo formal y una notable reducción en homicidios, aunque admitió que la seguridad fue uno de los mayores retos de su administración.
La despedida incluyó un ambiente festivo con música en vivo y una “tamaliza” en la que probó diversas variedades de tamales. Expresó que aún no había completado su mudanza, pero se mostró optimista sobre su futuro, planeando dedicarse a la escritura.
Su última declaración fue un reflejo de satisfacción: “Misión cumplida”, enfatizando la realización de la democracia en su mandato. Con un libro en mano y la compañía de su esposa, se despidió con un gesto de agradecimiento, marcando el cierre de una era en la política mexicana.