Ciudad de México, México.- Las universidades públicas del país enfrentan un panorama financiero crítico rumbo a 2026, marcado por reducciones presupuestales, recortes acumulados desde 2019 y crecientes presiones en nómina y gasto operativo, situación que limita su capacidad para expandir cobertura, invertir en infraestructura y sostener servicios educativos.
De acuerdo con el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2026, aprobado por la Cámara de Diputados, los subsidios federales para universidades estatales disminuirán cerca de 3 por ciento en términos reales, afectando a instituciones de las 32 entidades. La ANUIES, que agrupa a 251 universidades e instituciones de educación superior, advirtió que estas reducciones profundizan un déficit que ya supera los 50 mil 500 millones de pesos tras los recortes sistemáticos iniciados en 2019.
El pasado 23 de septiembre, la ANUIES solicitó un incremento de 12 mil millones de pesos para 2026, con el argumento de que el ajuste ayudaría a mitigar recortes previos, superar la inflación, fortalecer el servicio profesional docente, garantizar la gratuidad y sostener la cobertura de la educación superior.
El proyecto original de Hacienda proponía destinar 74 mil millones de pesos al programa Subsidios para Organismos Descentralizados Estatales de la SEP, cifra inferior a los más de 77 mil millones de 2025. Aunque la Cámara reasignó recursos durante la discusión presupuestal, el ajuste se concentró exclusivamente en la Universidad de Guadalajara (UdeG), a la que se le restituyó el recorte superior al 58 por ciento que Hacienda atribuía a un “error”. La UdeG pasó de una propuesta inicial de 3 mil 305 millones a 7 mil 676 millones; aun así, tendrá en 2026 una reducción de 2.96 por ciento respecto al año anterior.
Finalmente, el programa de subsidios estatales quedó en 78 mil 373 millones de pesos, lo que representa una caída de 2.8 por ciento en términos reales frente a 2025.
Aunque las universidades autónomas también reciben aportaciones estatales, los subsidios federales representan alrededor del 60 por ciento de sus ingresos. No obstante, varios estados han dejado de cumplir con su responsabilidad financiera. El rector de la UASLP, Alejandro Javier Zermeño, informó que, de 2019 a 2024, los estados dejaron de aportar 10 mil 600 millones de pesos a sus universidades. Tan solo en 2024, ocho instituciones dejaron de recibir 909 millones de pesos.
El deterioro financiero se acentúa porque las universidades destinan la mayor parte de su presupuesto a gasto fijo. Según la Subsecretaría de Educación Superior de la SEP, de los más de 122 mil millones de pesos asignados en 2025 a 33 universidades autónomas estatales, el 71 por ciento se utiliza para servicios personales y estímulos al personal docente, que reconocen actividades académicas, de investigación y servicios institucionales. Sumando el gasto de operación, estos tres rubros absorben el 99 por ciento de los recursos, dejando un margen mínimo para infraestructura, equipamiento, mantenimiento, materiales didácticos o acervos.
La rectora de la Universidad Autónoma de Nayarit, Norma Liliana Galván Meza, advirtió que esta presión financiera deja a las instituciones con una capacidad operativa muy reducida, insuficiente para atender necesidades crecientes de estudiantes y docentes.
Pese a los recortes, la matrícula de educación superior creció 14.6 por ciento entre los ciclos 2018-2019 y 2023-2024, al pasar de 4.7 millones a 5.39 millones de alumnos. Los Anuarios Estadísticos de la ANUIES muestran que este crecimiento fue impulsado principalmente por las mujeres, quienes representaron más del 74 por ciento del aumento en inscripciones, frente al 25.8 por ciento correspondiente a los hombres.
