El pasado sábado 20 de abril, el Barrio de Sebastián fue testigo de un evento político que, lejos de ser una muestra de aceptación y respaldo, se convirtió en un claro escenario de rechazo y repudio hacia Enrique Galindo Ceballos, actual alcalde licenciado de San Luis Potosí que busca la reelección. A pesar de sus intentos por mostrar cercanía con la gente, el descontento de los vecinos se hizo palpable desde el inicio hasta el fin del acto proselitista.
Galindo, abanderado por la coalición PRI-PAN-PRD, trató de proyectar una imagen de proximidad al caminar unas cuantas cuadras cerca de la explanada de la iglesia de San Sebastián. Sin embargo, en lugar de recibir muestras de apoyo, fue recibido con gritos de rechazo y desaprobación hacia su partido político. Frases como “el PRI es una escoria ratera” resonaron en su recorrido, dejando en evidencia el descontento generalizado de la población.
A pesar de los esfuerzos del equipo de Galindo por evitar que estos vituperios afectaran el evento programado, el daño ya estaba hecho. En su discurso, el alcalde con licencia aseguró que seguirá trabajando por el bienestar de las familias potosinas y fortaleciendo el vínculo ciudadano, pero omitió abordar uno de los problemas más urgentes y desatendidos durante su gestión: la inseguridad.
El punto culminante de este evento desafortunado fue cuando Galindo invitó a la ciudadanía a dejar mensajes de ánimo en la camioneta oficial que utilizará durante la campaña. Sin embargo, esta invitación cayó en oídos sordos, ya que ninguna persona se acercó a expresar su apoyo, dejando en claro el rechazo generalizado hacia su figura y su gestión.
Galindo, quien alguna vez presumió de ser un “súper policía” que sirvió a la Nación, ahora se enfrenta a la realidad de ser percibido como un candidato venido a menos. Sus ciudadanos le reclaman su falta de empatía, su desatención a los problemas sociales y sus promesas incumplidas. Todo esto apunta a un destino desfavorable para él en las próximas elecciones del 2 de junio, donde es probable que la ciudadanía le dé la espalda en las urnas.