Soledad de Graciano Sánchez SLP.- Durante el primer centenario de la creación de las enchiladas potosinas, la muestra gastronómica de la Feria Nacional de la Enchilada 2019 ha dejado un exquisito sabor de boca a los visitantes, con una amplia gama de expositores que dan su toque especial al platillo típico de Soledad.
Entre los diversos platillos que se ofrecen en el pabellón, los variados sabores y olores atraen un número importante de visitantes que desean conocer de cerca la elaboración y degustar de las enchiladas potosinas, orgullo e identidad del pueblo soledense.
Hace 100 años, doña Cristina Jalomo creó el distintivo platillo cuando en el molino donde llevaba la masa para hacer tortillas, se contaminó la masa de nixtamal con los chiles molidos, masa que decidió cocinar en tortillas que resultaron deliciosas para su familia, puesto que tenían el claro sabor y picor del chile cascabel propio de las huertas de Soledad.
Doña Jalomo usó estas tortillas para cocinar quesadillas, las rellenó con queso y salsa de chiles, un poco de crema encima y cebolla picada, habían nacido las enchiladas potosinas.
La muestra gastronómica cuenta con la participación de representantes de la capital del estado, Soledad, Ciudad del Maíz y Querétaro, quienes ofrecen destacados platillos, entre los que sobresalen los realizados por la nieta de doña Cristina Jalomo, María del Carmen Moreno.
La heredera de la tradición de las enchiladas potosinas, al participar en el concurso gastronómico, logró obtener el tercer puesto con un original plato, enchiladas potosinas lampreadas, bañadas en salsa de jitomate y verduras.
El platillo, al igual que las originales enchiladas potosinas, es creación de su abuela, quien al lamprear chiles, con el huevo sobrante, hacía lo mismo con las enchiladas para dárselas a su familia, una manera de variar la alimentación del hogar, que siempre estaba ocupado en las labores del comercio y en hacer tortillas y enchiladas.
Con su amabilidad, propia de la calidez soledense, cuenta que su abuela siempre buscaba la manera de innovar en la cocina, sobre todo por la necesidad de mantener a la familia y mostrar el extraordinario sazón con el que contaba.
Doña Carmen Moreno narra que creció entre enchiladas, entre montañas de masa que se apilaban en mesas para poder dar cabida a los pedidos, “por mi sangre corre el rojo de la enchilada”, nos cuenta.
Es un manjar de ricos y pobres, sentencia la mujer que vivió su infancia en la cocina donde su abuela se las ingeniaba para hacer las enchiladas y al mismo tiempo, la comida para la familia, quien fue la principal beneficiada del sazón de doña Cristina Jalomo, como la ocasión en que hizo enchiladas lampreadas, el platillo con el que concurso en la muestra gastronómica, “mi abuela hacía chiles lampreados, le sobraba huevo y ahí les hacía las enchiladas y nos daba de comer, las acompañaba con pollo y una salsa de tomate, era un manjar”.
Pero no sólo la abuela les dejó el legado de las enchiladas, sino del sazón y de la creatividad, Carmen Moreno nos cuenta que debido a los amplios pedidos de enchiladas, que eran durante todo el día, para no dejar sin cenar a la familia, guardaba pocas enchiladas y las metía en un bolillo, “nos hacía las tortas de enchilada, nos la ponía con frijoles, aguacate, cueritos, chiles en vinagre, crema y queso, todo para poder llenarnos”, ríe doña Carmen.
La fama del platillo soledense, no es exclusiva del estado, sino nacional y hasta internacionalmente, ya que se envían pedidos hasta la ciudad de Chicago en los Estados Unidos y doña Carmen Moreno recuerda que su abuela atendía pedidos del presidente Adolfo López Mateos, el cantautor Óscar Chávez, el trío Los Panchos, María Victoria y Pedro Vargas.