Tradición y misticismo envolvió el ritual en el que se dio la bienvenida a una nueva estación del año, en el que las horas de luz comienzan a disminuir y las horas de la noche aumentan; en el ritual se fue recreando el efecto mitológico que se crea entre luces y sombras, además del contacto con la naturaleza.
Se trató de una ceremonia especial en el que se agradeció las bondades de la madre tierra y es que en el equinoccio de otoño en septiembre se cosechan los frutos y la tierra comienza su periodo de reposo y descanso.
El director de Cultura, Roberto Mateo Posadas Martínez, explicó que uno de los fenómenos astronómicos en los que estaban más centrados los pueblos antiguos eran los solsticios y equinoccios, no sólo porque marcan el cambio de una estación a otra sino también porque ahí está el vínculo que establecemos los seres humanos con la tierra y el cosmos.
Destacó que se realizaron una serie de actividades, como la impartición de conferencias en las que se abordaron temas relacionados con nuestros ancestros y su relación con la naturaleza, así como el abordaje de temas místicos como la numerología, los mándalas, sanación con péndulos, al igual que pláticas con especialistas encaminadas a superar situaciones que afectan la salud emocional.
Los participantes también pudieron acercarse a temáticas como la sanación cuántica, con cuarzos, plantas medicinales, se realizaron masajes descontracturantes y relajantes, Reiki, entre otros.
La población en general pudo conocer a través de las conferencias impartidas de forma gratuita de la cultura ancestral para recibir a una nueva estación del año y que sigue vigente en nuestros días, así como las alternativas para curar el cuerpo y la mente.