El huachicol fiscal en México: ¿Cómo funciona la maquinaria del contrabando de combustibles?

Aquí se explica a detalle qué es el “huachicol fiscal”, cómo opera, quiénes participan y qué ha pasado en 2024–2025.

Qué es (y qué no es) el huachicol fiscal

En México se denomina “huachicol fiscal” a la importación y comercialización ilícita de gasolinas y diésel mediante esquemas para evadir impuestos —en especial el IEPS a combustibles— y controles aduaneros. A diferencia del “huachicoleo” de ductos (robo físico al sistema de PEMEX), el huachicol fiscal simula operaciones de comercio exterior (por ejemplo, declarar aditivos o lubricantes en vez de combustibles) para introducir cargamentos sin pagar impuestos ni cumplir normas, distorsionando el mercado y el fisco.

El IEPS es un tributo que grava, entre otros, la importación y venta de gasolinas y diésel; su diseño y cálculo están regulados en la Ley del IEPS y en materiales oficiales de Hacienda y el SAT.

El “cómo”: tácticas y eslabones de la cadena ilícita

Las investigaciones periodísticas y de autoridades describen un patrón operativo que combina empresas importadoras (legales o fachada), agentes logísticos y funcionarios corruptos en aduanas marítimas y fronterizas. El modus operandi recurrente es: (1) descargar hidrocarburos en puertos del Golfo y Pacífico; (2) clasificarlos bajo fracciones arancelarias distintas (p. ej., “aditivos” o “lubricantes”) para reducir o eludir IEPS y controles; (3) mover el producto por pipas o carrotanques a centros de distribución y venderlo en el mercado con ventaja de precio frente a estaciones formales.

En 2024–2025, los puertos de Altamira y Tampico (Tamaulipas) aparecen reiteradamente en expedientes y reportajes; también se mencionan Guaymas (Sonora) y Ensenada (Baja California) como puntos de riesgo por su movimiento marítimo y su conexión carretera con el norte del país.

Dónde y cuándo: el mapa reciente del fenómeno (2024–2025)

Quiénes intervienen: empresas, funcionarios y dependencias

El entramado involucra importadores del Padrón de Importadores de Sectores Específicos (Sector 13: hidrocarburos), operadores logísticos y personal aduanero. En 2025, el SAT intensificó revisiones y suspensiones del padrón (herramienta clave para cortar la operación) y reportó 109 expedientes penales por fraudes y contrabando, con un perjuicio fiscal cercano a 22,843 millones de pesos en el periodo enero–septiembre.

La militarización de aduanas (trasladadas a SEMAR desde 2020 y con la ANAM creada en 2022) no contuvo por sí sola la corrupción: en 2024–2025 se destapó una red donde participaron mandos navales y empresarios; las causas penales refieren sobornos y utilización de estructuras para permitir descargas. La presidenta Claudia Sheinbaum y la SHCP han colocado el cierre del “boquete” del huachicol fiscal como prioridad de la agenda fiscal 2026.

Casos específicos mencionan a exdirectivos aduaneros como testigos colaboradores, quienes relataron pagos por permitir el desembarque de barcos con combustible (p. ej., Tampico, 2024–2025). Autoridades y medios narran aseguramientos de cuentas, bienes y vehículos vinculados a los presuntos responsables. (Los señalamientos permanecen sub judice.)

Nota sobre empresas: distintos medios han publicado presuntas suspensiones temporales del padrón contra importadores específicos durante 2025. Estas medidas administrativas no equivalen a sentencia penal y suelen litigarse. (Ver portal del SAT para estatus vigentes del padrón.)

El costo económico y la distorsión del mercado

La importación ilegal presiona a la baja los precios de venta al público de quienes operan fuera de norma y provoca pérdidas millonarias de recaudación; cámaras gasolineras estiman un impacto “multimillonario” y denuncian competencia desleal que mina la inversión formal en estaciones y terminales. En 2024–2025, reportes periodísticos y gremiales han documentado caída de ventas en gasolineras formales en zonas donde se infiltra producto ilícito.

La respuesta del Estado (2025): pinzas legales, aduaneras y fiscales

Por qué resurge ahora: tres factores clave

  1. Incentivo económico: brechas de precio transfronterizas + cuotas IEPS crean margen para el fraude;

  2. Capacidades logísticas: infraestructura marítima y carretera que facilita mover grandes volúmenes;

  3. Debilidad institucional localizada: cuellos de botella en verificación, colusión y litigios que frenan sanciones definitivas.

Riesgos y daños colaterales

Además del golpe fiscal, el huachicol fiscal implica riesgos de seguridad industrial (producto sin trazabilidad ni NOM), daño ambiental (manejo informal de residuos y derrames) y captura regulatoria (funcionarios corrompidos). Las investigaciones han derivado en aseguramientos de cuentas y bienes y en audiencias de vinculación a proceso contra presuntos integrantes de redes.

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